¿Es correcto celebrar la Navidad?
Cada año, cuando se acerca la Navidad recibimos algunas preguntas, como: “¿Es correcto celebrar la Navidad?” "¿Está mal armar un árbol de Navidad?”
¿Es incorrecto armar un árbol de Navidad?
Felizmente, no necesitamos quedar en dudas sobre ese asunto. Hace mucho que la mensajera del Señor habló acerca de la forma correcta de relacionamos con el tema del árbol de Navidad. Ella dice explícitamente que todos sabemos, al estudiar la historia, que la fecha del nacimiento del Señor es desconocida. Ningún registro escrito de la Antigüedad arroja luz determinada y concluyente a ese respecto.
Dice ella: "Se dice que el 25 de diciembre es el día en que nació Jesucristo [ ... ] Sin embargo, no hay seguridad de que estemos guardando el día preciso en que nació nuestro Salvador. La historia no nos da pruebas ciertas de ello. La Biblia no señala la fecha exacta [...] Por lo tanto, el silencio de las Escrituras al respecto nos parece evidencia de que nos fue ocultado con el más sabio de los propósitos" (El hogar cristiano, p. 434). Y añade: "No hay santidad divina puesta en el día 25 de diciembre; y no agrada a Dios que nada concerniente a la salvación de los seres humanos, mediante el infinito sacrificio, deba ser pervertido por ese profeso propósito" (Review and Herald, 9 de diciembre de 1884).
Después de describir el verdadero propósito del advenimiento de Cristo al mundo, la Sra. de White afirma:
"Los padres debieran recordar estas cosas a sus hijos" (El hogar cristiano, p. 437). Pero ella prosigue inmediatamente, afirmando:
"En vista de que el 25 de diciembre se observa para conmemorar el nacimiento de Cristo, y en vista de que por el precepto y por el ejemplo se ha enseñado a los niños que es, en verdad, un día de alegría y regocijo, os resultará difícil pasar por alto esa fecha sin dedicarle cierta atención. Es posible valerse de ella con un buen propósito.
"Es necesario tratar a los jóvenes con mucho cuidado. No se les debe dejar que en ocasión de la Navidad busquen diversión en la vanidad y la búsqueda de placeres, o en pasatiempos que pudieran perjudicar su espiritualidad. Los padres pueden controlar esto al dirigir la atención y las ofrendas de sus hijos hacia Dios, hacia su causa y hacia la salvación de las almas" (Ibíd., p. 435).
Al aplicar ese principio a la cuestión del árbol de Navidad, ella escribió, en el mismo libro: "No adopten los padres la conclusión de que un árbol de Navidad puesto en la iglesia para distraer a los alumnos de la Escuela Sabática es un pecado, porque es posible hacer de él una gran bendición" (Ibíd., p. 439). Queda claro entonces que si el árbol de Navidad puede colocarse en la sala de la Escuela Sabática, puede también ser adecuado armario en el hogar; Eso parece muy claro, más allá de cualquier objeción.
¿Es errado intercambiar regalos?
La Sra. de White va más allá del árbol de Navidad y nos lleva directamente a la segunda pregunta: ¿Es equivocado intercambiar regalos? "Se acerca la época de las fiestas, con su intercambio de regalos, y tanto los jóvenes como los adultos consideran atentamente qué pueden dar a sus amigos en señal de afectuoso recuerdo. Por insignificantes que sean los regalos, es agradable recibirlos de aquéllos a quienes amamos. Constituyen una demostración de que no nos han olvidado, y parecen estrechar un poco más los lazos que nos unen con ellos [...] Está bien que nos otorguemos unos a otros pruebas de cariño y aprecio, con tal de que no olvidemos a Dios, nuestro mejor Amigo" (Ibíd., pp. 435,436).
Ella insiste en que, al intercambiar regalos, no debe olvidarse a Jesús:
"Hermanos y hermanas, mientras estáis pensando en los regalos que queréis ofreceros unos a otros, quisiera haceros acordar de nuestro Amigo celestial, no sea que olvidéis lo que él nos pide. ¿No le agradará nuestra demostración de que no lo hemos olvidado? Jesús, el Príncipe de vida, lo dio todo para poner la salvación a nuestro alcance [...] Venid, hermanos y hermanas, con vuestros hijos, aun con los niños de brazos, y traed vuestras ofrendas a Dios de acuerdo con lo que podáis dar. Hónrenlo vuestros corazones con melodías y alábenlo con vuestros labios" (Ibíd., pp. 436, 437).
La Navidad es una ocasión para honrar a Dios: "El mundo dedica las fiestas a la frivolidad, el despilfarro, la glotonería y la ostentación [...] En ocasión de las próximas fiestas de Navidad y Año Nuevo se desperdiciarán miles de dólares en placeres inútiles; pero [...] podemos hacer de las próximas fiestas una ocasión para honrar y glorificar a Dios" (Ibíd., p. 437).
"Son muchas las cosas que pueden idearse con buen gusto y a un costo mucho menor que el de los regalos innecesarios que con tanta frecuencia se ofrecen a los niños y a los parientes. Así se manifestará cortesía en el hogar y habrá felicidad en él" (Ibíd., p. 436).
"Como los antiguos magos, podéis ofrecer a Dios vuestros mejores regalos y demostrarle por vuestras ofrendas que apreciáis el don que hizo a un mundo pecaminoso. Encauzad los pensamientos de vuestros hijos en una nueva dirección, que los haga altruistas al incitarlos a presentar ofrendas a Dios por el don de su Hijo unigénito" (Ibíd., p. 438).
"Los más ricos también debieran manifestar interés, y dar regalos y ofrendas proporcionales a los recursos que Dios les confió. ¡Ojalá que en los libros del cielo se hagan, acerca de la Navidad, anotaciones cual nunca se las vio, por causa de los donativos que se ofrezcan para sostener la obra de Dios y el fortalecimiento de su reino!" (Ibíd., p. 439).
Estas palabras inspiradas son penetrantes y vehementes. Pero ¿nos está diciendo la hermana White que no debemos gastar dinero en regalos para nuestros seres queridos en Navidad? Creo que no.
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- Adaptado de Questions People Have Asked Me, Francis O. Nichol, pp. 52-54.
- Publicado por la Revista del Anciano, Octubre/Diciembre del 2003.