Kainos Ktisis
  El gozo de la Navidad
 

 

El gozo de la Navidad

(Por: Abel Moriango Bwana)

 

Lo que aprendí de los niños

 

No tengo la certeza de que Cristo haya nacido un 25 de diciem­bre, pero me gusta el gozo y el espíritu de la Navidad. Sea como fuere, Jesús nació y los sabios viajaron desde Oriente guiados por la estrella hasta Belén, para llevarle sus dones.

 

En lugar de perder tiempo en dis­cusiones históricas respecto de la fecha exacta del nacimiento de Jesús, debería­mos celebrar la Navidad con nuestras familias.

 

La última Navidad, me cautivó ver a mi hijo de 12 años, Malack, que gozaba al compartir todo lo que yo le había comprado. Tan pronto como llegué a casa y le entregué cinco barritas de chocolate con frutas y nueces, salió corriendo de la casa gritando a los niños de las casas vecinas que vinie­ran. "¡Hadijah!” [Vengan], llamó lo más fuerte que podía. "¡Juan, por favor, ven!" "¡Vengan todos!"

 

En muy poco tiempo se reunieron muchos niños alegres alrededor de Malack. Entonces, partió las barritas de chocolate en pequeños pedazos y fue entregando un pedazo a cada uno. Los niños gritaban: "¡Malack, por favor, dame a mí!”, y en pocos segundos entre­gó todo lo que tenía. Mi esposa y yo lo mirábamos desde la casa.

 

Después de entregar el último pedazo, vino a verme y me dijo: "Papá, algunos chicos no recibieron nada. Por favor, dame dinero para comprar más chocolates”: Era un pedido que yo no podía rechazar.

 

Mientras Malack y yo salíamos de la casa, les dijo a los niños (cuyo número había aumentado más todavía): "Espérenme. Vaya regresar con más chocolates y dulces”. Mientras tanto, mi esposa trajo un reproductor de casetes, para entretener a los niños con villanci­cos de Navidad.

 

Al mismo tiempo, mi hijo y yo estábamos buscando chocolates. Ante sus insistentes pedidos, compré cuatro cajas de gaseosas y diez barras grandes de chocolate. Realmente fue un placer observar a Malack servir a cada uno de sus improvisados visitantes una gaseosa y un pedazo de chocolate frutado. Esta vez, él también pudo comer. Su alegría, esa Navidad, fue ver a los otros chicos felices.

 

Aprendí una lección

El incidente me recordó la descrip­ción que Jesús hizo del Reino de Dios como perteneciente a las personas que son como niños. "Si la Navidad tiene algún significado para nosotros” le dije a mi esposa, "tenemos que ser como Malack Como niños, debemos amar a Dios y a nuestro prójimo”.

 

El amor de los niños es puro. Por ejemplo, los niños difícilmente hacen discriminación. Y ellos no aparentan ser lo que no son. Fue con el espíritu de la Navidad que estuve dispuesto a com­partir lo poco que tenía con los niños de nuestro vecindario.

 

Desde entonces, los saludos de esos niños tocan mi corazón:

-Shikamoo, Baba Malaek ("Buenos días, papá de Malack”, en Swahili). -Marahaba Mwanangu ("Buenos días, mi hijo”; en Swahili).

-¿Está Malack en su casa?- podría preguntar uno de ellos.

-No, se fue a la escuela.

-Por favor, déle mis saludos y déle permiso para visitar mi casa.

 

La oportunidad

Malack es amigo de todos en el vecindario. Gracias a su amor por los otros niños, ahora recibimos invita­ciones de muchos hogares, teniendo así la oportunidad de compartir la historia de Jesús con familias musul­manas. Cada vez que podemos, les damos casetes con cantos cristianos y villancicos.

 

Además de los regalos que damos o recibimos en la Navidad, deberíamos captar la importancia de este día en los mensajes que la gente recibe a tra­vés de los medios masivos de comuni­cación; son mensajes que no reciben el resto del año. Muchas radios y muchos canales de televisión transmiten men­sajes y cantos acerca de Jesús. Muchos escuchan de buen grado el mensaje cristiano en Navidad, incluso ateos, musulmanes y otras personas que no creen en Jesús.

Un año, los alumnos del Colegio Adventista de Nairobi grabaron una serie de villancicos que fueron difundi­dos durante la temporada de Navidad por una de las radios gubernamen­tales. Toda la Nación, incluyendo la gran población musulmana, escuchó las buenas nuevas. ¡Todo, porque era Navidad!

 

La esperanza

El mensaje de la Navidad es: Alegrémonos todos, porque el Salvador ha nacido. El corazón de Cristo anhela la salvación de todos. Él ha preparado un nuevo hogar para los descendientes de Adán y Eva (Apoc. 21:1-4). Esta es la verdad presente para todos los creyentes.

 

Al celebrar la Navidad este año, preparémonos para el regreso de Cristo. Para mí, este es el verdadero sentido de la Navidad. El hecho de que él haya nacido pertenece al pasa­do. El hecho de que él venga, es tiem­po presente.

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- Abel Moriango Bwana, escribe desde Kenia. Tomado de la Adventist Review.

- Publicado por la Revista Adventista, Diciembre del 2006.

 
 
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